Los Punsetes

LOS PUNSETES: DIVERTIMENTO SERIO

Los Punsetes: “Una montaña es una montaña” (2012)

[xrr rating=7.2/10]

Son divertidas las polémicas que desatan Los Punsetes entre crítica y público. Insultos, ristras de comentarios radicales, “lo mejor del pop nacional”, “mediocres”, muestras de estupefacción, de incomprensión… El debate tiene su interés aunque más por lo que dice de la banda madrileña (y creo que la pelea viene dada por lo que dicen o, mejor, no dicen, sus letras que por su propuesta estrictamente musical) que por lo trascendental de las posiciones enfrentadas que, en síntesis, representan un purismo muy pagado de si mismo y el fenómeno fan en clave indie, que también existe, sí señor.

Como solo el tiempo es capaz de darnos la perspectiva adecuada para valorar la importancia o la significación real de un grupo y como no acabo de confiar demasiado en las dotes adivinatorias de Sandro Rey (“y tanto, faltaría más, el 55,015”), habrá que tomar partido aquí y ahora: a mi Los Punsetes me encantan. Más allá de intentar determinar si han nacido para redimir la escena indie estatal o tratan de tomarnos el pelo, me parece que tienen un sonido propio y un universo temático, en unas letras aparentemente sencillas, que se nutre a partes iguales de pesimismo, estoicismo y humor negro.

“Una montaña es una montaña” es un disco más robusto, más compacto que LP2 (2010). Quizás tenga mucho que ver en ello el cambio de productor: El Guincho sustituye a David Rodríguez, ex-Beef, y esto se traduce en una ganancia de homogeneidad y en una mayor concentración estilística. Las guitarras suenan aceradas, vertiginosas (‘John Cage’ es un buen ejemplo de ese exquisito gusto de Los Punsetes por las guitarras y sirve como muestra, en serio o cachondeándose. de su prédica de la renuncia al deseo como actitud vital), destacando por encima de la voz de Ariadna y el efecto que crean, en general, es seco, cortante, acentuando la filiación siniestro-punk de las canciones de Los Punsetes, como en ‘Los glaciares’. Pero es un error destacar tal o cual tema por encima del resto porque en este disco, como en ninguno de los dos anteriores, lo que prima es la unidad y la coherencia.

Se puede leer por ahí que este es un álbum de madurez. No estoy muy seguro de que la propuesta de Los Punsetes no estuviera “madura” desde el minuto cero y que ahora solo estén acentuando o cambiando el orden de los elementos que siempre han estado ahí. En disponer de una personalidad claramente definida y cerrada reside su mayor logro y su mayor riesgo. Pero ahora, para l’Ampli está claro: compren, son caballo ganador.