Randy Greer & Ignasi Terraza Trio.
Varios son los homenajes musicales que se han hecho a la canción navideña desde la óptica del swing. Músicos tan dispares como Brian Setzer o Frank Sinatra ya han degustado las mieles de un buen villancico interpretado en clave de este subestilo del jazz tan bailable. Quizás por este motivo, resulte un ejercicio interesante ver como músicos de la casa o aquí afincados son capaces de llevar a cabo un repertorio clásico de canciones que todos tenemos grabadas a fuego en lo más profundo de nuestras memorias.
Bajo el liderazgo del excelente pianista barcelonés Ignasi Terraza, un cuarteto a piano, voz, batería y contrabajo se encomendó la ardua tarea de hacernos viajar por este idílico mundo navideño -más propio de una película de Disney- pero sin el apoyo de una Big Band, que suele dar una mayor musicalidad a este tipo de composiciones.
Y como buen “noi de la terra” que es, Ignasi se negó a ofrecer solo un repertorio repleto de composiciones anglosajonas, abriendo el concierto con ‘El cant dels ocells’, aludiendo a nuestro ilustre Pau Casals pero pasado por el filtro jazzístico. Y fue a partir de este momento, con la incorporación a la voz de el verdadero alma de la banda, el vocalista Randy Greer, cuando el recital cogió una dirección mucho más anglo-navideña.
Con su americana verde, y sus zapatillas deportivas Puma, la voz aterciopelada de este vocalista de San Francisco afincado en Barcelona nos hizo sobrevolar imaginariamente la ciudad de l’ Hospitalet en el trineo de Santa. Interpretó clásicos como el ‘Let it snow’ o el ‘Jingle Bells’ y haciendo especial hincapié en varias composiciones del maestro tejano Charles Brown. Dotado con un timbre vocal que indudablemente recuerda a Nat King Cole, Randy hizo suyas cada una de las canciones que interpretaba imprimiéndoles del alma y la calidez que normalmente en este contexto solo los cantantes afroamericanos saben dar. La comunión entre él y el resto de músicos de la banda fue impecable, y las improvisaciones a piano de Ignasi -en muchas ocasiones recurrió a recursos estilísticos con un toque muy “blues”- , crearon como resultado un recital apto para todos los públicos.
Es de agradecer que estos músicos con una capacidad técnica tan alta no abusaran del virtuosismo gratuito que en ocasiones tanto aburre, y se notó su preocupación por el resultado global, más que por el lucimiento individual y personal. Quizás por ese motivo experimenté los sentimientos de bonanza, felicidad e inocencia que este tipo de composiciones religiosas suelen querer trasmitir. Incluso me entraron ganas de comprarme un pavo y degollarlo en la cocina, en vez de comer los canelones que cada año, y con la mejor de sus intenciones, prepara mi madre…
Texto: Alex Pérez
Fotos: Tatiana Moret