Ambiente de cita grande en el Paral·lel, de los que al salir del metro abundan los reconocibles asistentes. Concierto de gala, y además como “rentrée” oficiosa de la temporada en salas. No era para menos, un Built To Spill en Apolo es de los que uno disfruta sacando punta a cada detalle, y en la que espera hasta el día se saborea repasando sus discos.
Un poco más tarde de las 21:15h previstas inicialmente, salían los cinco Built To Spill encima de la tarima. Su hacer, su vestir, sus protocolos… van de la mano de lo que predican. La vida normal, el indie americano sin sucedáneos. Camisetas descoloridas, barbas desaliñadas y apenas un “Buenas noches”, antes de ponerse a trabajar. Con “Goin’ Against Your Mind” abrían fuego y ya tenían ganada la batalla. Nada puede salir mal si se empieza con “Goin’ Against Your Mind”. Ejecutada un poco a su manera, sonando a directo más que a precisión, y con más atención a lo que podían variar e improvisar más que buscar una reproducción de los discos, iniciaban el recital de una hora y cuarenta minutos. Una de las grandes bazas de un grupo como Built To Spill de ocho discos impecables, es que el set-list siempre brillará, a pesar de que habrá una favorita que queda fuera, pero eso va más relacionado con la estupidez del ser humano de valorar lo que no se tiene, a disfrutar lo bueno del ahora.
“Center of the Universe”, “Built to Spill”, previa a que contaran que su primer concierto fue en Barcelona como teloneros de Foo Fighters en 1990 y pico, “The Weather”, “Sludgefeast”, cover de unos Dinosaur Jr. que verían al día siguiente en el Kultur Festibala de Donosti, o “Strange”, por citas algunas. Y en todas, siempre había picos de emoción, para unos y otros, ese era su momento, y se repitió en las 16 temas en total. Grupos distintos alzaban los brazos y silbaban, transmitiendo que ya tenían el concierto pagado. Representativo de una carrera sólida, y que ha ido recogiendo a distintos públicos con un disco distinto. De citar “nuestro momento Built to Spill” de la noche, sería el antes del bis. El tema final del concierto, con la progresiva y catártica “Carry The Zero”. Poder vivir esos versos finales antes de la explosión, arriesgando la voz como si fuéramos el mismo Doug Martsch, es cuando toda la espera, vuelve como un tsunami de sensaciones y estalla de golpe.
Tras otro cover, esta vez a New Order y el “Age of Consent”, curioso y muy destacable, el concierto se cerraría con las bonitas frases de “I wanna see movies of my dreams” de “Car”. No sé puede pedir más. Su directo suena a directo, y sus canciones… a glória. Hasta pronto, esperamos.
Text: Jordi Isern
Fotos: Silvia Rodríguez