The Seer

SWANS: MICHAEL LO HA VISTO TODO

[xrr rating=9.5/10]

Si ya en su anterior entrega desde su retorno del limbo “My father will guide me up a rope to the sky” (2010) nos habían deleitado con un gran disco, ahora Gira y sus chicos se desmelenan, se sueltan, se vacían, etc. Y todo ello lo habréis leído en mil críticas den todo internet o en revistas cool. Pues bueno, ahora que seguro que lo sabéis todo ahí va la impresión de este pobre escriba.

The seer es un disco MUY largo, con canciones MUY largas. Por ejemplo, la titular The seer dura 32 minutos, pero el reloj suele marcar tempos largos. Esto, a parte de facilitar la apariencia de canciones enormes que tienen varias partes o “movimientos”, permite que las ideas del grupo (por no decir las de Michael Gira) se expandan y lleguen hasta donde puedan. Y parece que de eso va el disco. Por un lado, sí que en este disco se dan todos los Swans que han existido e incluso algunos elementos de The Angels of Light, el anterior grupo de Gira. Nos vamos desde el sonido abstracto hasta el ruidismo, y casi sin distorsión, por el puro poder de los acordes y sonidos utilzados. También hay momentos tremendamente dinámicos junto a la repetición más exasperante (aunque a algunos nos encante que nos mareen las neuronas durante minutos con el mismo sonido mientras se dan pequeños cambios alrededor del mismo). Por otro lado, cogen todos estos elementos y los combinan en algo nuevo pero, sobretodo, en algo grande, sobrecogedor. Escuchar este disco es escuchar un exceso de todo lo que puedas imaginar.

Hecho a partir de las contradicciones, como siempre, nos llega a enfrentar al hecho humano. Gira dice en The seer que lo ve todo, y casi lo parece. Siendo ya un tipo experimentado (tiene sus añitos) y, además, siendo muy poco conformista, nos vuelve a desafiar. Nos mira y nos dice “¿podéis aguantarlo?”. Lo bueno es que si lo logras puedes disfrutar de un disco que, a partir de elementos reconocibles pero poco comunes, y a una gran presencia de la percusión, así como de la fuerza de los ambientes que genera, produce un disfrute enorme. Pero siendo un disco de los Swans, como decía, no es fácil, casi hay que trabajar para ello. Esa parece su filosofía, la misma de siempre. La idea que ha tratado Gira, en apariencia, de difundir: somos contradictorios, en nosotros todo cabe, somos humanos, para lo bonito y para lo feo. Y creo que este disco nos enfrenta con esos hechos de manera certera. Igual me voy por un rollo muy místico o cerebral al analizar este disco, pero escuchar lo elegíaco de la inicial “Lunacy” (gran frase la de “your childhood is over” para iniciar un disco), junto a la sencillez de “Song for a warrior”; o la tranquila “The daughter brings the water” junto a la compleja “The apostate”, indicará algo de lo que transmite el disco: asusta y calma a la vez.

Juro que no volveré a hacer una crítica como esta, principalmente porque no me gusta el rollo o tono de la misma, pero igual que el disco que retrata ha de tener su propia vida y las contradicciones que nos aquejan (espero que os parezca que lo ligo todo medio bien). Discos que te ofrezcan muy buena música y que a la vez reflejen grandes ideas hay pocos. La verdad es que Michael, ciertamente, nos ofrece una gran panorámica musical.

Texto: Víctor M. Paredes Revilla