Deleste Festival

Deleste Festival 2015

Viernes 23 y sábado 24 de octubre de 2015. Espai Cultural La Rambleta. Valencia

Por fin! Tras tres ediciones anteriores del Deleste, esta era la primera vez que se me abría la oportunidad de acercarme a L’Espai Cultural La Rambleta y disfrutar de la sonoridad de su auditorio principal (escenario Budweiser) y comprobar de primera mano el calificativo “gourmet” que han estado lanzando para este festival. No lo iba a desaprovechar.

Y con ese deseo de degustar platos exquisitos me presenté el primer día a La Rambleta, llevando en la cabeza The boxer de Simon & Garfunkel que había escuchado en el hilo musical del bar donde previamente me había tomado el café para prepararme ante el aluvión de conciertos que me esperaban. Tenía un buen presentimiento.

Gracias a la efectiva organización del festival, a las que solo se les escapo un pequeño detalle a la entrada de la actuación de McEnroe, a las 18:00 horas iniciaba el festival con We use to pray. Y qué forma de empezar. En un primer momento asocié mi entusiasmo a las ganas de festival que tenía, pero el torrente de emociones que fluyen de estos cinco chicos, canalizadas muchas de ellas a través de su vocal principal, Joecar Hanna, me hizo ver que estaba equivocado y se debía a una banda que venía a darlo todo. Y eso que Joecar comentó varias veces que el grupo tomaría derroteros separados.

Con este gran inicio en la espalda me acerqué al escenario Jägermeister con ganas de volver a ver a Tulsa. Hacía siete años que no coincidía con la voz de Miren. La noté muy cambiada y menos amarga. Con un look más peinado y con un repertorio cercano al último disco no llegaron a conectar con el público. Solo en esos momentos en que Miren se despeinó y abrió un poco las heridas del pasado consiguió que algunos pudiéramos oler a verano.

Volviendo al Deleste y a su organización, he de admitir el prejuicio que llevaba a la actuación de Pep Gimeno “El Botifarra”. Como el moderno eterno Drácula ye ye que soy, me suelo centrar en degustar la sangre fresca de grupos actuales. Y por ello, la hostia rectora que me regaló El Botifarra no se me olvidará en mucho tiempo. Con un discurso reivindicativo por la raíz, por la historia de la música valenciana, con un humor cercano, y con una voz de cantaor de taberna, el Botifarra nos deleitó con jotas, seguidillas, folias, etc., que hicieron que se produjera el único bis de todo el festival. Y mientras tanto el postureo tomando combinados en copa de balón en la terraza Grefusa.

Pasar del folclore popular a los guitarrazos de Mourn requirió de varias dosis de cerveza para acercarse al infierno. Una vez a las puertas, todo está permitido. Las tres niñatas tienen un descaro que te descoloca. Los pequeños problemas de sonido se hacen virtud. Las camisas que mi mujer se pone de pijama ellas se las ponen y derrochan imagen grunge. Empezaron y acabaron dando la espalda, sin importarles el buen momento que viven. Joder, me acordé hasta de las Breaders.

A continuación, el auditorio se llenó para darle homenaje a La Habitacion Roja. El Deleste les había otorgado el excesivo calificativo de cabeza de cartel y ellos querían degustarlo. Así Jorge y compañía, tocando en orden cronológico a como lo hicieran en Valencia en 2001, se sacaron los trucos del manco para ganarse a un público que parecía ganado desde el minuto uno. Le sobraron guiños y viejas historietas. Aun así cumplieron con las expectativas e hicieron una fiesta tocando los temas que la gente quería escuchar.

La inercia juerguil la aproveché para acercarme a escuchar al que más ganas tenia. Fucking Mike Krol!!! Esta como una puta regadera. Disfrazados de policías como bandera de su último disco, él y su banda sacaron todo el rock&roll que llevan dentro para asombro de un público que se dejaba mear un poco asustado por el descaro del americano.

Embrutecido, decidí tomarme un descanso y escuchar lo más lejano posible a El Último Vecino, el proyecto de Gerard Alegre Dòria que tantas comparaciones ha sufrido y que ya se presenta en los conciertos con un sequito más que notorio de fieles. Un sonido cuidado y una actitud despegada me sirvieron para llegar al final del primer día.

Lo terminé con Perro. No puedo ser objetivo con ellos porque desde la primera vez que los escuché sentí que debía darles la oportunidad de ser mi banda de referencia durante unos años. Así está siendo y creo debe ser para muchos.

A la mañana siguiente me presenté con mis dos hijos para que disfrutasen del Deleste Kids. Al mayor le gustó Ramírez. Parecía hipnotizado con el ex Tórtel que ejecuta todo con una normalidad que asombra. Por su parte, el pequeño se durmió con el concierto de versiones de grupos de los 90 que fue llevada a cabo por el grupo sorpresa que por todos era conocido, La Habitación Roja. El objetivo de conectar los gustos de los padres con el interés musical de los hijos no funcionó. Mi hijo mayor ya se conoce muchas canciones de ellos y esperaba cantar Indestructibles. Y también muchos padres, ojo.

A la tarde llegué con Mist empezado. Los holandvalencianos tenían bastante público para ser solo las 17:00 horas y no lo desaprovecharon. Rick Treffers parece saber de qué va esto y dio peso a su guitarrista para que jugara como en casa y acertó. Eso, unido a un acertado teclado hizo que me encendiera positivamente para lo que quedaba de jornada.

Y no tardó en llegar la gran sorpresa del festival.  Con un comienzo preciosista en solitario llevado a la perfección por Nacho, el frontman de La Familia del Árbol, puso la melancolía del auditorio a niveles elevadísimos. Pero no quedaba ahí, en el fondo se veían instrumentos para dos percusionistas que junto con el resto de la banda nos iban a preparar para la Odisea. Y vaya que lo consiguieron. Una actuación memorable lleno de intensidad, de tensión melódica.

Con la mente analítica en lo que había recibido, me bajé a tomar una cerveza y escuchar a Ocellot. He de confesar previamente que el formato de concierto en auditorio me relaja y disimula mi torpeza para expresar la música con mi cuerpo. El estar sentado ayuda mucho. Pues bien, con la banda catalana y su psicodelia quedó en evidencia mi incapacidad para moverme rítmicamente. Ocellot conecta tanto con el espectador que su música te sumerge en un sueño donde no puedes controlar casi nada. Un agrado para mí y un espectáculo adicional para los que me rodeaban.

Llegaba la hora de McEnroe y sus numerosos seguidores se agolparon en la puerta de acceso. Lleno de la formación bilbaína que arrancaban aplausos con cada canción que empezaba. Algunos intentaban sin éxito que McEnroe fuera la fiesta de La Habitación Roja, pero su música es la que es. En el ambiente sonaban temas de Rugen las Flores y de sus anteriores discos. Y mientras yo, pensando en La Familia del Árbol. La capacidad de estos últimos para llenar de música el auditorio no fue aprovechada ni de lejos. El escenario Budweiser se les quedó grande para una música tan íntima.

Descanso de media hora que el postureo aprovechó para perderse a El Páramo. Éstos no los necesitaban. Que soberbia! Que brutalidad! Recital de rock instrumental. Hacía mucho tiempo que no veía a un bajista con una actitud tan agresiva. La banda venía a follarse a los mediocres. Algunos se levantaron a los pocos minutos de empezar. Los que nos quedamos fuimos arrollados por unos tíos que no tocan guitarras, tocan los cojones de la muerte. Pocas veces me pongo en pie y estos lo consiguieron. Se despidieron uno a uno apangando sus instrumentos, dejándome seco.

Necesitaba un trago. Me acerque a la barra y desde allí me dispuse a escuchar a Exonvaldes. Ya copa en mano los parisinos me hicieron recordar que soy un enamorado de la musicalidad del francés cantado. Pero éstos saben a lo que van y deciden cantar en inglés. Y lo peor de todo, saben cómo meter a la gente en su bolsillo y hacer que nos pongamos a bailar. Otro espectáculo gratuito para los que me rodeaban. Uno de mis favoritos del festival me dejaba preparado para Low.

Y con el auditorio a reventar me senté casi en el gallinero haciendo compañía a los miembros de We Used to Pray esperando que aparecieran los de Minnesota. Low hizo un concierto sin fisuras. El silencio del público me decía que la ultramelancolía estaba fluyendo por su sangre. Las voces de Alan y Mimi me hacían débil. Fueron exquisitos. Lo más exquisito del festival. Ya no necesitaba a los Tiki Phantoms, me sobraban.

Salí de la Rambleta a las 01:00 horas después de dos días, más de 16 horas de conciertos y una sensación acerca del festival, que no llega a lo gourmet pero sí que lo deja en una posición de consolidación para futuros años.

Texto: Pedro Blázquez

Deleste Festival: dissabte, segon dia de l’antifestival

Arribem una mica tard a la sessió matutina del Deleste Festival. Gratuïta, i orientada a un públic familiar, a més dels dos concerts (Johny B. Zero i Tachenko) i la paella (això és València), hi ha activitats per als més petits: tot està ple de globus, dibuixos de guitarres i rockers per pintar, i alguns d’aquests nens graciosos amb la cara pintada i altres amb samarretes i ‘tatus ‘ del festival.

Encara que se’ls fa estrany tocar a aquestes hores, sembla que a Sergio Vinadé de Tachenko li agrada dirigir-se a aquest públic que ha vingut “a veure a senyors amb bigoti que canten”. Després de Campos de Marte i Hacia el Huracán, els explica que “La Resistencia es cuando quieres algo, pero no te lo dan, y tienes que hacerte fuerte“. A El Resplandor li segueix Mi amor, las Mayorías del seu nou disc El Amor y las Mayorías. El setlist és acollit amb il·lusió, amb coros cada vegada menys tímids, especialment a Amable, i fent que tots, grans i petits ens posem a ballar amb Dame Una Pista just abans del tradicional tancament amb Rayos y Centellas.

Hora del cafè. El trio Naima es colen a l’escenari de l’Auditori Ámbar gairebé de puntetes i sense preavís comencen a tocar el seu acid jazz amb tocs de música contemporània. Bateria, contrabaix i teclat, ens presenten el seu treball A Trio Conspiracy, què inclou una versió del Everything Means Nothing to Me d’Elliot Smith. Després d’aquest tema delicat amb un interessant crescendo, passen a un so més histriònic, teixint un ambient tens, un thriller sonor, una mena de conspiració o ombra després de la qual emergeixen amb una nova llum. Alternen passatges molt vitalistes amb moments molt foscos, gairebé de rèquiem. Max Mutante surt a l’escenari per col·laborar amb Naima en l’últim tema amb una Gibson Les Paul Studio. Amb l’aparició de Max, muten a sons més propers al postrock, després dels que s’acomiaden.

Amb el temps just per sortir a la barra, torno a entrar a l’Auditori Ámbar per trobar-me a Oso Leone ja a l’escenari. Han arribat a València en format trio i tampoc els acompanyen les projeccions que ens van mostrar al BAM, aquesta vegada el viatge serà només sonor. Se centren principalment en el nou disc, Mokragora, en algun punt indeterminat entre el folkrock i l’ambient. Després de Alçaria, Ficus i Ficus II, m’adono que Eusebio Alomar, el baixista, està tocant descalç. Després de Monstera és Paco Colombàs, el bateria, el que presenta al grup. Estan molt contents d’estar a València, i els sembla una passada l’Auditori. Després de Clívia, Xavier Marín ens presenta un tema nou, To be found, després del qual s’acomiaden amb Cactus.

Ledatres són cinc i matiners, comencen el seu concert uns minuts abans del previst, enxampant a contrapeu els que havien apurat massa per anar a la barra o fumar. No és l’únic desconcertant: tanmateix ens recorden Metronomy, Voxtrot, o vagament a Phoenix, com canvien completament de registre i idioma, tot i semblant una barreja entre Deluxe i Maga. Vénen del Puerto de Santa Maria, Jerez i San Fernando, i ens anuncien “Tenemos discos arriba por si queréis adquirirlos, comprarlos o… Robarlos…“.

Després de Versalles, la banda es retira, excepte el cantant i el teclista, que interpreten Unidos, del segon disc. Continuen amb Vamos hacia el mar, i la banda es reincorpora durant el tema. De nou canvien d’estil i idioma amb Fluxury Haman, amb un so més animat, amb tocs de calypso, per acabar tancant amb My dear Radio Lab. Malgrat que el concert ens ha semblat erràtic en quant a l’estil, és innegable la qualitat musical d’aquests nois. Comencem a entendre per què alguns els anomenen els “Flaming Lips de Cadis”.

Torn ara de Fira Fem. Dues guitarres Fender, baix Washburn, un grapat de sintetitzadors, i una bateria Yamaha amb pad Roland: això és el que ens espera a l’auditori.

Arrenquen amb un so que em recorda a uns Battles més melòdics, menys matemàtics, en línia amb Animal Collective, Caribou o Delorean. És la primera vegada que vénen a València, no estan acostumats a tocar en auditoris com aquest i impressiona. Presenten alguns temes del seu segon treball, que arriba la setmana següent, com Solid Ground, I fucked Fira Fem before they were famous, que juren que no va del que sembla, i Los Novios son los nuevos Zombies. Han vingut a divertir-se, a interactuar amb el públic. A un wow d’una noia del públic, el cantant respon “¿Quién eres? ¿Puedes bajar?“.

Diuen que van justos de temps per poder-ne tocar una més, però que si el públic aplaudeix molt surten… I van sortir. Gran descobriment aquests madrilenys .

Quinze minuts després surt primer el bateria Pumuky, després el cantant, seguits de la resta. Entre el públic crits i aplaudiments, sembla que els tenen ganes, hi ha molta expectació. Comencen, però alguna cosa no acaba d’anar bé: no he escoltat res de Pumuky, però el so no està sent net, una mica saturat. Potser massa efectes, potser mala barreja. Es converteix en una amalgama on es fa difícil apreciar matisos, i fins i tot costa entendre les lletres. Algunes coses em sonen en la línia més fosca de Los Planetas, però no li trobo el ganxo. Intensitat mal entesa? No sé, no m’estan arribant. Potser és el sopar, que em demana de postres quelcom una mica més lleuger. Hi ha gent que sí que gaudeix molt del concert. Però d’altres, poc respectuosos, fan alguns comentaris o bromes molestes.

És el moment de la cita internacional de la nit: The Pastels. Els de Glasgow comencen amb Slow Summits, un tema instrumental (excepte pels cors del final) que dóna nom al seu nou disc. De forma silenciosa la gent s’amuntega davant de l’escenari Jägermeister. Armat amb una Gibson ben bregada, Stephen “Pastel” McRobbie saluda amb un “Bona nit”, i comença el segon tema Wrong Light. Em pregunto si no haguessin lluït més a l’Auditori, però amb la bateria cantant Check my heart el públic es comença a moure. Tot i que el moment que molts esperaven arriba dos temes més tard amb Nothing To Be Done. Després de tenir al públic embadalit durant quatre temes més, els escocesos es preparen per tancar el bolo amb Baby Honey, per després permetre’s el luxe de fer un bis amb una cover de Speeding Motorcycle de Daniel Johnston.

En menys de 15 minuts l’escenari és pres per Mujeres. Comencen forts amb Blood Meridian i Salvaje. Un contrast enorme amb la delicadesa de The Pastels.

Si mai has escoltat Mujeres, és igual, et van a fer ballar de totes maneres. I si has escoltat els discos, em temo que tindràs que pujar una mica el pitch i molt el volum per fer-te’n una idea: el d’aquests nois és pura energia. Estan suant tant que el baixista s’ha de pujar les ulleres amb el micro i el guitarra es treu la samarreta. Presenten un parell de temes que estaran en el seu pròxim treball, com Aquellos ojos, i tanquen el bolazo amb una terna de versions: Run Run Run de la The Velvet Underground, No Volveré de Kokoshca, i per rematar Demolición de Los Saicos, que a València tenen molt present gràcies a Wau y los Arghhhs!

Temps just per recuperar l’alè, rehidratar-se i preparar-se per l’últim concert. No hi ha ni un centímetre lliure a primera fila: Triángulo de Amor Bizarro arriben amb el seu noise per tornar a presentar el seu nou disc Victòria Mística. Empentes, salts, palmes, crits, suor propi i aliè, això són les primeres files d’un concert de TAB. Al Deleste no anava a ser menys. Comencen amb La Malícia de las Especies Protegidas. Em colo com puc fins a poder veure el setlist. Conte 15 temes, això vol dir que no donaran treva. Hi ha moments en què veure al bateria Rafael Mallo ja és un espectacle en si. Si t’ensenyessin un vídeo seu sense àudio podries pensar que estàs veient death metal.

Sembla que Isa Cea es pren un descans, mentre Rodrigo Caamaño es posa a cantar Súper Castlevania IV, però Isa torna a meitat per fer els coros. Robo tu Tiempo posa un saxo a l’escenari durant tot just uns instants i amb De la Monarquía a la Criptocracia s’acaba d’encendre el polvorí i plou cervesa.

I com a colofó, amb Ellas se Burlaron de mi Magia, una noia surfeja sobre el públic. Pur hedonisme.

Després d’asseure’ns uns minuts a la terrassa i recuperar-nos dels darrers dos concerts, el cansament ens venç i decidim marxar. Deixem a part del públic encara molt animat ballant els temes que punxen Átomos DJs.

Resum del festival? Exactament el que prometien: un espai molt agradable, un festival molt cuidat, sense aglomeracions ni solapaments i amb un so de molta qualitat. Me’n vaig amb diversos descobriments molt interessants, alguns moments memorables i la curiositat de què faran l’any que ve per seguir amb la mateixa línia o superar-se. Enhorabona, Deleste! Festiman recommends this festival!

Text: Ramon García

Fotos: Wamba

Divendres a l’aposta valenciana pel so de qualitat

Falta minut i mig, la gent encara està entrant o gaudint de la terrasseta. Gatomidi usen la distorsió de la guitarra com a reclam. El públic acudeix a l’escenari Jägermeister. Així arrenca la segona edició del Deleste Festival.

Guanyadors del concurs Vinilo Valencia 3.0, el trio valencià arrenca sense compassió. És igual que siguin les 19:30, el seu és el Rock amb tocs post punk. I és que tenien moltes ganes de presentar el seu nou disc ”Enclosed Spaces”, llançat el 23 de setembre. Després de l’ explosiu començament amb ‘A.M.E.N i ‘Joy’, es mouen a espais més foscos, per tornar a pujar el ritme amb ‘White Cloud. A The Lights is You’, Jimena Quejigo torna a prendre la veu cantant, i acabant amb ‘Run Away’ i un Nolasco Contreras gairebé embogit.

 Ens dirigim a l’Auditori Ambar per veure I Am Dive. Al voltant d’una taula plena de ‘joguines’, un sinte i un micro, el duet començan a crear les seves atmòsferes. Després de dos temes saluden amb un sorprenent accent sevillà, i s’enfunden sengles guitarres amb les que segueixen construint els seus ambients. Ens avancen ‘Falling’ i ‘Wolves’, temes que s’inclouran en el seu pròxim disc, que volen tenir per primavera, i que sembla que ens volen recordar a Sigur Rós. Acaben amb ‘Summer Camp’. Sí, l’estiu s’ha acabat i el sentiment tardor és més que patent en el tema. Si tanco els ulls gairebé puc veure el vidre entelat, l’asfalt mullat a l’altre costat. Però quan vam sortir de l’Auditori Ambar tornem a l’assolellat i calorós octubre que ens hem trobat a València.

 De tornada a l’escenari Jägermeister, David T. Ginzo ens avisa que Tuya començarà amb un tema nou, es tracta de ‘Sterling & Cooper’. Teníem moltes ganes de veure’l amb banda, i arriba al Deleste amb el seu nou format de trio, amb Juan Diego Gosálvez a la bateria i Óscar G. Hinde als teclats. Amb ‘Wooden House’, veiem que hi ha més novetats. ‘Waterspot’ era una delícia, un conjunt de píndoles delicades que es desfeien sobre la llengua i sempre semblaven curtes. Sembla que els temes han madurat, han guanyat en matisos, i Tuya els porten al directe amb força. Des de la meva posició, el so és impecable, i la gent comença a ballar. Cap a la meitat d’un setlist que a estones podria semblar improvisat, apareix ‘Clouded’, que en la seva arrencada sempre em recorda al ‘Delicate’ de Damien Rice. Després de tornar a visitar el seu primer EP (Own) i la imprescindible ‘Cake’, ens reserven una sorpresa per al tancament: ens posen a tots a corejar ‘Te Debo Un Baile’, de Nueva Vulcano.

 De nou a l’Auditori Ambar, esperant a Julio de la Rosa, el públic aplaudeix qualsevol moviment: sembla que hi ha ganes de que surti. Encara no l’he vist amb banda, de manera que participo d’aquesta expectació.

Finalment surten. Jaime Olmedo, Nieves Lázaro, Jorge Fuertes, Dani Llamas i Cé Santiago acompanyaran a Julio, que dóna dues voltes a l’escenari sense dir res, mirant fixament al públic. Arrenca amb ‘El Traje’. Julio de la Rosa és un d’aquells artistes que a l’escenari es converteix en un Gigante, sobretot amb semblant banda. Després ‘Colecciono Sabotajes’, que obre el seu nou disc ‘Pequeños trastornos sin importancia’, convida a l’auditori a corejar amb ‘Sexy Sexy Sexy’ i la revisada Las Camareras.

També amb un tempo especial, Julio es recolza en la dolça veu de Nieves Lázaro per acariciar l’ànima just abans de clavar-li les ungles amb ‘Corazón lleno de Escombros’, fent que a mig Auditori Ambar se li posin els pèls de punta.

Per treure’ns d’aquest tràngol, Julio recupera ‘Kill the mosquito!’ de El Hombre Burbuja, que el públic acull encantat. A partir d’aquí, el ritme torna a augmentar amb ‘Kiss Kiss Kiss Me’, i ‘Hasta que te Hartes’,  i mentrestant Nieves Lázaro ens torna a demostrar que es mou molt bé amb un cinturó. Encara queda una altra aclucada d’ulls a El Hombre Burbuja, en forma de versió de ‘Pingüinos i koalas’, per acabar ballant descalç amb ‘La Fiera Dentro’, i ‘Maldiciones Comunes’, ambdues de l’últim treball.

El que just ha acabat s’hagués coronat com a concert de la nit, si no fos pel que anava a succeir en aquest mateix escenari després de 15 minuts de descans.

 Toundra surten a l’auditori al crit de ¡VAMOS! Jo ja sé que vénen a donar canya amb les seves guitarres, però aquesta energia només sortir impressiona. Vénen molt rodats, aquesta és una de les últimes etapes d’una llarga gira, els he vist en altres festivals. Però aquí és diferent. És la primera vegada que els veig en un espai tancat, i es tracta d’un auditori! Arrenquen amb ‘Ara Caeli’, guanyant-se sobradament al públic. El quartet destil·la energia, un rock instrumental potentíssim, i una actitud envejable. A meitat de ‘Cielo Negro’ quatre seguidors es colen davant de mi per victorejar un dels guitarres. A més comprovo que en als dos laterals, enganxats a l’escenari, sembla que hi ha un concurs d’Air Guitar. Quan comença ‘Marte’ tot l’auditori vibra : percussió improvisada sobre les butaques, ‘ Stomping ‘ furiós. Em giro i veig part del públic en tràngol, de peu o asseguts, i a cada moment aquest sentiment s’estén. Des de l’escenari demanen més: amb la seva actitud, amb més crits de ¡VAMOS! No necessiten més paraules: ja han definit el llenguatge, i aquí tots el parlen. Contra la vora de l’escenari davant de mi cada vegada s’amuntega més gent, i la música m’està trucant. Al diable, deixo d’escriure, me’n vaig de viatge a la Toundra.

‘Magreb’, ‘Zanzíbar’, ‘Medusa’, ‘Espírita’ i ‘Bizancio’ han completat el setlist. Ha sigut increïble, pura adrenalina. Una cosa és segura, el dia 30 de Novembre vénen a Barcelona. No me’ls penso perdre.

 És hora d’hidratar-se, de sopar, però de no perdre temps. Donem les gràcies al col·lega que ens porta els entrepans, i els devorem amb avidesa.

Guadalupe Plata ja han començat a l’escenari Jägermeister, ja copat. Faig servir les meves tècniques de Festiman per colar-me en segona fila, i veig a un dels integrants de la banda amb un instrument peculiar, una mena de baix ‘casolà’ fet amb un gibrell de metall, un pal i una corda. Guadalupe Plata ens envolta amb el seu blues meridional. Tan meridional que em sembla sentir la calor humida de l’estiu als pantans de Louisiana. La calor és real, tant que juntament amb la llum vermella em porta a pensar que no només es tracta de la música del diable, sinó que l’escenari s’ha convertit en una porta al mateix avern. Mentre el bateria continua tocant amb dues maraques en una mà, i el públic es lliura al ball, jo em deshidrato: necessito un glop.

 Després de prendre una alenada d’aire fresc a la terrassa, ara atapeïda, tornem dins. És el torn dels portuguesos Nice Weather for Ducks, única banda internacional del divendres.

El quintet, bastant jove, puja a l’escenari. Porten sota el braç el seu primer disc, ‘Quack!’.

La primera similitud que ens ve a tots al cap és Vampire Weekend. També podrien recordar en algun moment a Kakkmaddafakka. Però definitivament em recorden Crystal Fighters, amb alguna referència potser a l’ ‘Olimpic Airways’ de Foals.

Són un descobriment molt fresc, tot i la calda que fa enganxat a l’escenari.

Fent un esforç per parlar castellà, donen diverses vegades les gràcies, estan molt contents d’estar al Deleste, i comenten que tenen el seu disc per si algú vol comprar-lo. Jo me n’enduré un. Mentre recullen, li demano al baixista, em porta el disc, em demana un boli, i se’ls emporta. En tot just dos minuts me’l torna signat pel quintet.

Així és com m’agrada comprar els discos.

 Els concerts han acabat per avui. Queda el torn de Toxicosmos dj, clàssic de les cabines de les sales de València. Però el cansament comença a fer efecte, i dissabte hi ha sessió matutina. És hora de retirar-se.

Text: Ramon García

Fotos: Wamba