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CHELSEA LIGHT MOVING: LA DIFICULTAD DE VOLVER A EMPEZAR

[xrr rating=6.2/10]

“Chelsea Light Moving” (2013)

Chelsea Light Moving es la nueva banda de Thurston Moore tras la “suspensión de actividad” de Sonic Youth. El año pasado ya iniciaron su andadura, dando conciertos y publicando algunos singles. Y ahora nos llega su primer larga duración, mostrando a un Moore que se ha rodeado de unos buenos instrumentistas para dar rienda suelta a su lado más rock, ahora que la banda madre ha desaparecido. Parece que su aspecto más árido necesitaba un vehículo diferente al de sus discos en solitario. Es curioso, por ello, que la paleta sonora vuelva a unos referentes que se percibían en los inicios de Sonic Youth pero que hacía tiempo que no se apreciaban en dicha banda. Por supuesto, son el punk y el hardcore, así como unos toques de metal bastante importantes a lo largo del disco. Y otro aspecto destacable es el de la querencia intelectual de Moore por la poesía beatnik (“Burroughs”) o la propia vida cultural de New York, desde la canción “Frank O´Hara Hit” hasta el propio nombre de la banda, que parece ser que ha sido tomado de una compañía de mudanzas que formó Phillip Glass y que tuvo como empleado a Steve Reich.

Es un recorrido por momentos que revisitan el punk de inicios de los 80, como en “Lip” o en la versión de los Germs que cierra el disco (“Communist eyes”), sin mucho interés pero que proporcionan, digamos, interés. También hay momentos que parecen inspirarse en los primeros Nirvana y los Melvins en “Alighted”, una canción de estribillo pegadizo pero que quizás sufre de la extensión del desarrollo instrumental. Pero en todo el disco escuchamos bajos contundentes, y guitarras versátiles que tanto tiran hacia el metal como muestran su  dominio el arte del noise.

Aparte de la curiosidad que representa “Mohawk” gran parte de las canciones repiten un patrón ya canonizado por Sonic Youth, patente del propio Moore, pero que en esta ocasión llegan a cansar en la manera de alargar algunas canciones. De todas formas tienen momentos más que disfrutables en la ya citadas “Alighted”, “Burroughs”, y “Frank O¨Hara Hit”. Pero, siendo un primer disco, incluso para un hombre de 54 años, habrá que ver cómo evoluciona el sonido de una banda cuyo rasero viene marcado por la ausencia de otra.

Text: Víctor M. Paredes

ATOMS FOR PEACE: MOVIMIENTO GLACIAL

[xrr rating=6/10]

“AMOK” (2013)

Para aquellos que no lo sepan, Thom Yorke reclutó para algunos conciertos de 2009-10 en los que tocaba los temas del ya lejano “The Eraser” (2006) a una especie de supergrupo. En él estaban el productor Nigel Godrich, el bajista de Red Hot Chili Peppers Flea, el percusionista Mauro Refosco, y el batería Joey Waronker. Y es esta alineación la que, bajo el nombre de Atoms For Peace, se nos presenta ahora.

El disco se abre con “Before your very eyes”, un tema que se inspira en el afrobeat, usando su dinámica pero sin fuerza ni intensidad. Y esta es una idea que parece repetirse a los largo de toda la escucha: la de un gran entramado rítmico, una complejidad considerable de los temas, que no acaba ni de explotar en alguna dirección, ni tampoco aporta intensidad a la música. En este sentido, el álbum es profundamente extraño, frío, cerebral y casi se diría inhumano en su distancia. Acaba transmitiendo la idea de correr sin moverse del sitio o de que Yorke quiere deshacerse o algo así. Aunque, por supuesto, hay algunos momentos francamente remarcables, como la rítmica de “Unless”, con sus cambios y vestigios de intensidad. Igualmente llaman la atención “Judge, Jury and Executioner”, conducida por palmas (el elemento más humano del disco), y la canción quizás más tensa del lote, “Reverse Running”. Mención aparte para el segmento central de “Dropped”, que parece indicar que, junto con algunos temas de la última entrega de My Bloody Valentine, se da el pistoletazo de salida a la añoranza del drum´n´bass. Y, para cerrar, tenemos el tema titular, que acaba constituyendo un buen broche.

Lo malo de todo ello es que se acaban viendo posibilidades en las canciones, considerando que con mayor intensidad y fuerza en la ejecución, los temas brillarían mucho más. Y el hecho de que esto se haga bastante evidente y que nos tengamos que imaginar cómo sonarían las canciones en vivo, hace que uno pueda llegar a cansarse de tanta frialdad y aire arty por parte de Yorke y los suyos.

Text: Víctor M. Paredes