The Walkmen

THE WALKMEN: SI NO LOS AMAS YA, LO HARÁS

The Walkmen “Heaven”(2012)

[xrr rating=8.2/10]

La verdad es que una vez te dicen “tú vas a hacer la crítica del nuevo disco de The Walkmen” te animas. Entonces lo escuchas y comienzas a tener un problema: el disco es muy bueno, pero realmente hay que ponérselo y vivirlo para poder entender la sensación de placidez que transmite. O sea, difícil tarea.

Todo el álbum se puede describir como “soleado” o “luminoso” y comenzar a decir que los tipos al fin son felices a pesar de lo problemas y demás. Pero, de verdad, todo se queda corto ante lo que transmite el disco. Comienza con una guitarra acústica en la creciente “We can´t be beat” y eso ya es un cambio. Ya dejaron la electricidad descarnada a las alturas de You &Me (2008) pero a tanto no llegaban. Continúan con un sonido clásico y bastante claro, pero con más brío que en el anterior Lisbon (2010). Y esta dinámica genera, por ejemplo, tres canciones para no olvidar: “Love is luck”, la tremenda “Heartbreaker” con ese intermedio fantástico, y, especialmente, una canción que tranquilamente puede ser uno de los singles del año, “Heaven”. Por en medio nos encontramos con canciones escritas para la hija del cantante de la banda, Hamilton Leithauser, “Song for Leigh” o “The witch” con ese órgano que amplía la canción, la épica de “Nightingales”, y la energía de “The love you love”. Todo ello para llevarnos al relajado final de “No one ever sleeps” y “Dreamboat”.

En el disco están los Walkmen de siempre, pero son otros. No parecen tristes ni cabreados. Los chicos de Leithauser (que voz tiene este hombre, de verdad) están contentos, son padres, disfrutan con lo que hacen y nosotros sólo podemos agradecerles que su tendencia al clasicismo esté dando frutos cada vez mejores. Porque si haces algo muy bien no hace falta que te dediques a inventar. Y, en parte, eso también es madurar ¿no?

Bueno, la crítica está casi acabada y a pesar de las descripciones que se hagan o se insinúen o las imágenes que el modesto escriba trate de avocar, este es un disco que hay que escuchar, que hay que vivir, y disfrutar de la sonrisa que te pone en la cara.

Texto: Víctor M. Paredes