Canela Party 2011

Party significa Fiesta y aunque el Canela sea un festival de música es, principalmente, eso, una fiesta. Una fiesta que tuvo este año como piedra angular a Joan Colomo, desde mi punto de vista, paradigma del festival. Acertada elección por parte de los organizadores; el barcelonés supo captar desde el inicio el sabor auténtico de la Canelada Malagueña.
Vayamos por partes y pongámonos en situación. El Canela Party es un “festival de música” -entrecomillado, sí- y es una fiesta de disfraces; aunque siendo más certeros, me atrevería a decir que es una macrofiesta disfrazada de festival musical. Se celebra en Málaga, el primer fin de semana de agosto, una primera noche con actuaciones gratuitas en el kiosco Los Paragüitas y una segunda en la Sala Eventual, ya disfrazados y sumergidos en ese ambiente que resume la expresión “canela fina”. Hasta aquí lo puramente formal. Después… el desmadre.
Entre lo formal y el desmadre aún tendrán que pasar ciertas cosas. Los asistentes se esmerarán en crear disfraces potentes y llamativos, con el objetivo principal de divertirse, pero sin renegar a la posibilidad de conseguir uno de los premios; este año el grupal recayó en un grupo de chicas vestidas de vírgenes, con sus palios y fantásticamente ataviadas y escenificadas, impagable su “¡¡Arriba con ella!!”.
Vale, vale. Me centro.
Viernes, 5 de agosto de 2011. Kiosco “Los Paragüitas”. Área recreativa de niños, ya saben… casita de madera con puentes y toboganes y suelo de caucho homologado. Se abre el Canela con la actuación de Me and The Bees, frescura pop-folk para amainar el calor que el terral malagueño nos tenía metido en el cuerpo, la voz de Esther Margarit transmite descaro y simpatía, y se deja ver -junto al resto del grupo-, especialmente, en el tema corto “Aaah”. Precioso aperitivo para recibir al todopoderoso Joan Colomo. ¿Cómo un sólo hombre y una pedalera pueden armar semejante sarao? Explosiones incluidas. Nada fue jodidamente relativo. Vimos, escuchamos, cantamos, bailamos y reímos, del catalán al castellano, sin artificio, cantado del derecho y del revés, carcajada tras carcajada. Como ese pájaro que vuela directo el sur en “L’ocell”, así llegó Joan, sin temer nada, se mostró tal y como se esperaba. Abrió el Canela Party a lo bestia.
Sábado, 6 de agosto de 2011. Sala Eventual. ¿Dónde se celebra el Festival? ¿Fuera o dentro? Un polígono industrial desierto revive esa noche seres de todo tipo. Los alrededores prometen y algún organizador decide pasearse entre los disfraces invitando a pasar al interior. ¡La fiesta está a punto de comenzar! ¿Qué sucederá dentro? Se resume rápido: una auténtica locura. Algo me llama especialmente la atención. Estamos muy acostumbrados a ver conciertos con cientos de móviles tapándonos la visión. Pues bien, en el Canela esto no ocurre; simplemente, porque lo más probable es que pierdas el móvil. Hay que ir dispuesto a entregarse en cuerpo y alma. Antes de que tu disfraz y tú mismo sufras secuelas, hay que pasar por el “photocall”, momento esperado de la noche, sonrisas por doquier, hace falta muy poco para sentirse una auténtica estrella. Lo que viene después es pura diversión. Sería poco respetuoso decir que la música es lo de menos, pero es así, la fiesta prima y así lo entienden cada uno de los grupos que suben al escenario -también disfrazados-. Rock, punk, guitarras desbocadas y ruido, mucho ruido. Los valencianos Betunizer, contudentes, abrieron la noche; el trío madrileño Nothink enchufó al público con su directo de rock americano; Margarita nos presentó su último trabajo, “Explota el cuerpo”, con tintes pop, pero sin perder la esencia punk; La Célula Durmiente del inventor de inventos Joan Colomo, genio y figura, recordaron a los Pixies por su talento y personalidad. A esas alturas de la noche el Canela era ya un acto chamánico, un puro trance que recibió a Los Tiki Phatoms con las energías diezmadas, pero con un público que tardó poco en entregarse al ritmo de surf and roll instrumental de esta banda de elegantes cadáveres. El resto es historia. Cada cual contará lo que le interese.
Me pregunto cómo hubiera sido un Canela Party a finales de los 70… y sobre el escenario The Clash, Sex Pistols o Joy Division…
Enhorabuena a los chicos del Colectivo Culoactivo Canela. El año que viene otra fiestaca, cargada de buen rollo. Sin duda, el festival más divertido del panorama nacional.

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